lunes, 26 de enero de 2009

Dilema

El guerrero estuvo vagando errante durante tanto tiempo, sin tierra, a pesar de ser el elegido del TODO,que es posible que en algún momento de su ciclo vital llegara a a perder su identidad.
Tuvo que intervenir aquello que no se puede nombrar porque entonces dejaría de ser ELLO, y poner las cosas en su sitio.
El Yin y el Yang.
Siguiendo la Ley que dice, que en todo lado oscuro existe un punto luminoso, el guerrero tuvo que sufrir la maldad indecible, del mismísimo INNOMBRABLE, para que el resto de la comunidad decidiera, por fín conceder un espacio físico en el que crear su ambito espiritual y territorial para definirse como ente propio.
Pero no le concedieron la mejor de las tierras, tan solo le cedieron parte de un territorio semidesertico, cuyo ocupante desdeñaba porque Aquel que ellos consideraban su Todo, por cierto, unico y fundamental, por el cual eran capaces de matar, si no seguías su fé, como decía aquel, no le daba por la gracía de su espíritu divino, los frutos que esa tierra podía dar, eso sí a través de un arduo esfuerzo, que los ocupantes originales no estaban dispuestos a realizar.
Sin embargo nuestro errante guerrero, una vez que se estableció, acostumbrado a obtener su alimento buscando debajo de las piedras, trabajo duramente para convertir, aquel terruño desertico en un vergel.
Oasis en medio del desierto de la desidia, cuyo anterior morador comenzo a ver con ojos codiciosos, y que a no mucho tardar comenzo a reclamar como suyo, alegando que ese territorio, le había sido rebatado ilegalmente por la comunidad.
Y durante años de tira y afloja entre ambos malavenidos vecinos, nuestro antiguo errante y experimentado guerrero con experiencia en mil y un batallas por defender su identidad y su derecho a la tierra prometida, cada vez defendía con mayor contundencia lo que por derecho se había ganado.
Constantemente, los hijos de aquel que dijo, matad a los que no seais capaces de convertir a mi fé, desafiaban a su vecino con incursiones en su espacio vital.
no muy contundentes, evidentemente no se habían creado la capacidad económica suficiente, para que su armamento pudiera ser suficientemente poderoso pero molestas, al fín y al cabo.
El Guerrero molesto y harto, de encima tener que soportar la presión de aquella comunidad que le concedió su tierra, y las criticas de aquellos otros que ademas siempre demonizan a los hijos de la desidia, cuando su comportamiento les molesta, al fín decide traer de extraer el cancer que se oculta entre otros, que no quieren la guerra.
Porque todo hay que decirlo, solo es ese tumor que utiliza al resto del cuerpo para sus propios fines politicos, religiosos y propagandísticos utilizando incluso a lo mas inocente, como son los niños para escudarse , solo es esa celula mutada y perversa, la que interesa al guerrero.
Y es en este momento cuando debe soportar la mas ignominiosa presión por parte de una comunidad hipocrita, que se manifiesta en todo el mundo, muchos de los cuales ni siquiera conocen la historia real de esa contienda, pero queda muy bonito unirse a las masas borreguiles, clamando por algo "políticamente correcto"
Sin embargo y a pesar del dilema que la comunidad con sus críticas y el insidioso vecino con sus perversas artimañas querían crear en la conciencia del guerrero, este, hizo lo que debía, y cuando se cumplieron sus objetivos dió por finalizada su respuesta, pero las células cancerígenas amenazan y aseguran que seguirán actuando...
¿Alguien se manifestará por ello?
Dice un viejo proverbio árabe."Dios juzga al árbol por sus frutos, y no por sus raíces."
M.G.L de Paulo

domingo, 11 de enero de 2009

Carta a un maltratador

Fernando Orden Rueda 2º de Bachillerato, de Ciencias de la Salud. IES Bioclimático, de Badajoz. II Premio del II Concurso Nacional 'Carta a un maltratador', convocado por la Asociación 'Juntos contra la violencia doméstica'

Para ti, cabrón: Porque lo eres, porque la has humillado, porque la has menospreciado, porque la has golpeado, abofeteado, escupido, insultado… porque la has maltratado. ¿Por qué la maltratas? Dices que es su culpa, ¿verdad? Que es ella la que te saca de tus casillas, siempre contradiciendo y exigiendo dinero para cosas innecesarias o que detestas: detergente, bayetas, verduras… Es entonces, en medio de una discusión cuando tú, con tu 'método de disciplina' intentas educarla, para que aprenda. Encima lloriquea, si además vive de tu sueldo y tiene tanta suerte contigo, un hombre de ideas claras, respetable. ¿De qué se queja?

Te lo diré: Se queja porque no vive, porque vive, pero muerta. Haces que se sienta fea, bruta, inferior, torpe… La acobardas, la empujas, le das patadas…, patadas que yo también sufría.

Hasta aquel último día. Eran las once de la mañana y mamá estaba sentada en el sofá, la mirada dispersa, la cara pálida, con ojeras. No había dormido en toda la noche, como otras muchas, por miedo a que llegaras, por pánico a que aparecieses y te apeteciera follarla (hacer el amor dirías) o darle una paliza con la que solías esconder la impotencia de tu borrachera. Ella seguía guapa a pesar de todo y yo me había quedado tranquilo y confortable con mis piernecitas dobladas. Ya había hecho la casa, fregado el suelo y planchado tu ropa. De repente, suena la cerradura, su mirada se dirige hacia la puerta y apareces tú: la camisa por fuera, sin corbata y ebrio. Como tantas veces. Mamá temblaba. Yo también. Ocurría casi cada día, pero no nos acostumbrábamos. En ocasiones ella se había preguntado: ¿y si hoy se le va la mano y me mata? La pobre creía que tenía que aguantar, en el fondo pensaba en parte era culpa suya, que tú eras bueno, le dabas un hogar y una vida y en cambio ella no conseguía hacer siempre bien lo que tú querías. Yo intentaba que ella viera cómo eres en realidad. Se lo explicaba porque quería huir de allí, irnos los dos…Mas, desafortunadamente, no conseguí hacerme entender.

Te acercaste y sudabas, todavía tenías ganas de fiesta. Mamá dijo que no era el momento ni la situación, suplicó que te acostases, estarías cansado. Pero tu realidad era otra. Crees que siempre puedes hacer lo que quieres. La forzaste, le agarraste las muñecas, la empujaste y la empotraste contra la pared. Como siempre, al final ella terminaba cediendo. Yo, a mi manera gritaba, decía: mamá no, no lo permitas. De repente me oyó. ¡Esta vez sí que no!–dijo para adentro-, sujetó tus manos, te propinó un buen codazo y logró escapar. Recuerdo cómo cambió tu cara en ese momento. Sorprendido, confuso, claro, porque ella jamás se había negado a nada.

Me puse contento antes de tiempo.

Porque tú no lo ibas a consentir. Era necesario el castigo para educarla. Cuando una mujer hace algo mal hay que enseñarla. Y lo que funciona mejor es la fuerza: puñetazo por la boca y patada por la barriga una y otra vez…

Y sucedió.

Mamá empezó a sangrar. Con cada golpe, yo tropezaba contra sus paredes. Agarraba su útero con mis manitas tan pequeñas todavía porque quería vivir. Salía la sangre y yo me debilitaba. Me dolía todo y me dolía también el cuerpo de mamá. Creo que sufrí alguna rotura mientras ella caía desmayada en un charco de sangre.

Por ti nunca llegué a nacer. Nunca pude pronunciar la palabra mamá. Maltrataste a mi madre y me asesinaste a mí.

Y ahora me dirijo a tí. Esta carta es para tí, cabrón: por ella, por la que debió ser mi madre y nunca tuvo un hijo. También por mí que sólo fui un feto a quien negaste el derecho a la vida.

Pero en el fondo, ¿sabes?, algo me alegra. Mamá se fue. Muy triste, pero serenamente, sin violencia, te denunció y dejó que la justicia decidiera tu destino. Y otra cosa: nunca tuve que llevar tu nombre ni llamarte papá. Ni saber que otros hijos felices de padres humanos señalaban al mío porque en el barrio todos sabían que tú eres un maltratador. Y como todos ellos, un hombre débil. Una alimaña. Un cabrón.

Sin mas comentarios