jueves, 24 de enero de 2008

Mi evolución -Amarillo-

Aquella fué una época de ilusión renovada. Gracias a la generosidad de mis sempais, y por indicación de mi sensei, estoy seguro, de que se me concedió el pase de grado. Eso me supuso una inyección de moral muy importante, pues a pesar de que llevaba mi fuerza de voluntad al límite para seguir entrenando pensaba que nunca saldría de ese bache. Pero recuerdo con especial
cariño esa época porque supuso un cambio muy importante en todos los aspectos de mi vida.
No solo como aikidoka sino a nivel personal. Conocí a la persona con la cual comparto actualmente mi vida, (y que me ha dado una hija maravillosa).
Mi vida profesional comenzó a estabilizarse. Cosidero que el trabajo no hace a la persona, pero es un pilar muy importamte.(actualmente he cambiado de opinión, porque como dice mi buén amigo y compañero de armas , hermano zorro,"Yo quiero un empleo, no un trabajo")
Un trabajo que se adecúe a las caracteristicas de cada ser humano.
En el plano psicológico y espiritual se comenzo a fraguar un cambio muy importamte en mí.
Como ya he comentado anteriormente traté de llevar la filosofía del aikido a todo lo que hacía. A veces lo conseguía y a veces no. Pero la vida diaria era era como un entrenamiento.
Las circustancias que se me presentaban cada día eran como el maestro que te señalaban la técnica a realizar, el reto a superar.
El entorno de personas que me rodeaban eran mis ukes.
Aquellos compañeros de entrenamiento con los cuales llegar a materializar el ideal del aikido, la armonía.(Hoy en día aún sigo intentandolo, con el mismo éxito de entonces , es decir, poco)
Y debo de decir que cada vez que lograba solventar algún problema, me sentía como el samurai que había ganado la batalla limpiamente.
De hecho comencé a sentirme como el ideal del guerrero, que todo aquel que practica un arte marcial japonés, se siente reflejado , el samurai.
A veces para bién y a veces para mal, pero siempre con la mejor voluntad

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