martes, 22 de enero de 2008

Mi evolución -El principio-

Tras darle vueltas durante algún tiempo, finalmente me he decidido a compartir con el universo, una serie de pensamientos , sentimientos y reflexiones que tuve que plasmar por escrito en un trabajo que mi sensei, nos encargo realizar a todo el grupo de compañeros, de manera individual, claro está, como complemento al examen de shodan (cinturón negro).
Por supuesto le he pedido permiso al maestro puesto que aunque la autoría y propiedad intelectual sean mías ,podría decirse que moralmente le pertenecen.
Podría decirse que estos textos son los que iniciaron mi interes y necesidad de dejar constancia de mis vivencias intimas relacionadas, con el nacimiento de mi guerrero interior.
En realidad, supongo que simpre estuvo ahí, pero esto lo despertó de su letargo. y así comienza.

Nuevamente lo ha conseguido. Cuando ya pensaba que era imposible poner el listón mas alto, lo ha vuelto a hacer. Naturalmente me refiero a la habilidad de mi sensei, mi maestro, para ponerme en aprietos y sacar lo mejor de mí a traves de una bién calculada presión.
Esta vez no se ha limitado a llevarnos al límite física y tecnicamente, hasta dejarnos exhaustos. Ahora pretende ahondar en la profundidad de nuestra mente y nuestra alma como personas y aikidokas.
En fin supongo que esta es la misión, la labor, de un autentico maestro, formarnos en todos los frentes de batalla, ejerciendo la función de los antiguos maestros de armas y líderes epirituales en una sola persona.
Nos pide que realicemos un trabajo escrito, en el cual desnudemos nuestra alma ante él.
Realmente es la primera vez que me enfrento a un reto de tales características, y no se por donde empezar.
Aunque pensandolo bién y como diría aquel, lo mejor sera empezar por el principio.
Puedo asegurar que recuerdo mejor ,casi mejor, la primera vez que oí hablar del aikido, que la técnica que he estado entrenanado esta mañana.
Mi familia había sido invitada a una boda, y tras la comida entre el bullicio y la alegría reinante, típica en este tipo de celebraciones, mi hermana mayor y yo empujados por los vapores del alcohol, comenzamos una pelea cariñosa.
Una de esas peleas entre hermanos, en la que el más debil, en este caso mi hermana, termina picándose , y tras recibir un golpe del que estoy eguro le dolió más el orgullo que el brazo atacado, me dijo que iba a aprender aikido, un arte de combate , del cual le habían hablado unos amigos, y en el cual la fuerza no tenía importancia.
Ironías de la vida, ella nunca lo llegó a practicar, pero puso en mi la semilla de la curiosidad, que me llevaría años mas tarde a comenzar su práctica.
Aquello fué hace veinte años ( ahora veintitres). Entonces yo contaba con quince.
Con el transcurrir de los años, he practicado diferentes deportes como remo , rugby, etc. todos ellos han dejado una huella en mí y evidentemente un buén fondo físico.
Pero con quince mis padres no me permitieron practicar ningún tipo de arte marcial, por temor a que no pudiera adaptarme a las exigencias de este tipo de prácticas, debido a mí único handicap físico, la vista.
Finalmente , contando ya con treinta años, ya independizado de mis padres, comencé a trabajar en el sector de seguridad privada y decidí que ya era hora de liberarme de ataduras.
Comencé a investigar que tipo de arte marcial me sería mas coveninete por mi trabajo y por mi limitación física.
Y nuevamente me hablaraon del aikido, y de nuevo recorde aquella "pelea" con mi hermana. Viviendo en mi localidad natal me hablaron de un escuela de aikido, que fué "mi primera novia", y la que recuerdo con cariño porque fué donde me inicié.
Aunque "mi verdadero amor", es mi actual escuela, porque en ella es donde se ha gestado la transformación que he experimentado como persona, aikidoka e incluso como profesional.
Trataré de equiparar mi evolución comparandolo con un pase de grados, y en cada nuevo grado, intentaré relatar lo más signifivcativo de aquella epoca.

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