viernes, 25 de enero de 2008

Mi evolución -Naranja-

Nuevamente supuso un acontecimiento importante en mi vida, el pase de grado, esta vez debido al duro e intenso entrenamiento, al que en muchas ocasiones, superando la batalla contra la pereza, (y por otra parte gracias a la magnanimidad del maestro con los alumnos a los que percibía como constantes y voluntariosos), me sometía casi a diario.
Me viene a la mente un ejercicio, del cual se decía que O´Sensei Ueshiba, practicaba antes de cada entrenamiento, que consiste en realizar un corte con el bokken a los ocho puntos cardinales.
Cada punto cadinal representa un defecto del ser humano, y yo en aquella época solo era capaz de realizar el corte hacia el norte sin equivocarme. Pero en mi interior el norte representaba la pereza, un demonio contra el cual luchaba con la katana de la ilusión, el jo de la constancia, y el tanto de la esperanza.
Ilusión por seguir mejorando dia a dia, por sentirme integrado en el equipo de buenos aikidokas que me rodeaban, (por otra parte debo decir , que eso hoy en día, ya no tiene importancia para mí, puesto que como muchas veces dice mi maestro, solo debo entrenar para mí, sin fijarme en los demas, y siguiendo sus indicaciones , y no la de tantos "maestrillos", que me rodean)
Constancia para no perder ninguna oportunidad de labrar mi técnica y mi espíritu.
Esperanza de llegar a ser un día un buén aikidoka y una buena persona.
Nunca pretendí llegar a ser un buén maestro, puesto que creo que no tengo madera para ello, pero con lo anterior me conformo.(Actualmente si el maestro me pide que le sustituya en alguna clase, me limito a intentar resolover las dudas de mis compañeros con la mejor de las voluntades, y si algo yo mismo no soy capaz de realizar, cuento con la colaboración del resto de los compañeros, puesto que mientras siga siendo alumno de mi sensei no tengo autoridad moral ni capacidad de enseñar nada a nadie).
Por otra parte , fué un tiempo en el que intenté realizar el ideal de caballero andante del Japón medieval, del samurai, puesto que de alguna forma, por mi profesión, me sentía a veces identificado con él. A veces incluso para mal.
Pero así es la vida, Yin y Yang (Ten-chi, cielo y tierra).

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